Introduction/Introducción

Beginning on the lower banks of the Rio Grande, and reaching over 1000 miles southward to the northern border of Guatemala, lies the fabulous land of Mexico, a land where fact and fantasy become so intermingled, as to become for a time, hopelessly confused. In the beginning, the civilization in Mexico was as old and perhaps more advanced than the Egyptian culture of the pharaohs. The startling similarities of the pyramids of Egypt and of Mexico, and their identical orientation to celestial bodies, are evocative of some dim bond of long ago. Scientists patiently piecing together this fascinating jigsaw puzzle of the ages, have been led irresistibly to the belief that these cultures stem from an unbelievably advanced race on the lost continent of Atlanta, now reposing beneath the heaving breasts of the Atlantic, drowned by some tremendous cataclysm of the past. Be this at it may, we know that here in magnificent splendor, dwelt a civilization to whom the motions of the planets and the roundness of the earth were known hundreds of years before Columbus. A people whose calendar was more accurate than our own, the vulcanizing of rubber, rotation of crops, and preparation for drought and famine were practiced when Europe still dwelt in medieval superstition. Conquered by the Spaniards in 1520, their spirit broken by the cruelties of the Inquisition, the Mexico of today is indeed a land of strange contrasts, poverty and undeveloped riches, airplane and ox cart, modern city and ancient ruin. The steaming tropical rainforest jungle and frigid snowcap peaks pass in bewildering array. The people, friendly, tolerant and gentle to a fault, look longingly northward for the outstretched hand of friendship, a hand open and kind, not gloved with the gauntlet of exploitation. Today, the golden the treasure of the Aztecs is gone, but untold riches from that treasure chest of memories await you in this far away land nearby. Won't you join us, ladies and gentleman, in a trip to this marvelous land of Mexico?

Comenzando en las orillas inferiores del Río Grande y llegando a más de 1000 millas hacia el sur hasta la frontera norte de Guatemala, se encuentra la fabulosa tierra de México, una tierra donde la realidad y la fantasía se entremezclan tanto que por un tiempo se confunden irremediablemente. Al inicio, la civilización en México era tan antigua y quizás más avanzada que la cultura egipcia de los faraones. Las asombrosas similitudes de las pirámides de Egipto y de México, y su orientación idéntica a los cuerpos celestes, evocan algún tenue vínculo de antaño. Los científicos que están reconstruyendo pacientemente este fascinante rompecabezas de todas las épocas, han sido llevados irresistiblemente a la creencia de que estas culturas provienen de una raza increíblemente avanzada en el continente perdido de Atlanta, que ahora descansa bajo los pechos agitados del Atlántico, ahogado por un tremendo cataclismo del pasado. Sea como fuere, sabemos que aquí, en un esplendor magnífico, habitaba una civilización a la que se conocían los movimientos de los planetas y la redondez de la tierra cientos de años antes que Colón. Un pueblo cuyo calendario era más exacto que el nuestro, la vulcanización del caucho, la rotación de cultivos y la preparación para la sequía y el hambre se practicaban cuando Europa aún vivía en la superstición medieval. Conquistado por los españoles en 1520, con el espíritu roto por las crueldades de la Inquisición, el México de hoy es en verdad una tierra de extraños contrastes, pobreza y riquezas sin desarrollar, avión y carreta de bueyes, ciudad moderna y ruina antigua. La humeante selva tropical y los frígido picos nevados pasan en una variedad desconcertante. La gente, amigable, tolerante y gentil hasta el extremo, mira con nostalgia hacia el norte en busca de la mano extendida de la amistad, una mano abierta y amable, no enguantada con el guantelete de la explotación. Hoy, el tesoro dorado de los aztecas se ha ido, pero riquezas incalculables de ese cofre del tesoro de recuerdos te esperan en esta tierra lejana cercana. ¿No quiere acompañarnos, damas y caballeros, en un viaje a esta maravillosa tierra de México?